Nada de lo que nos habían dicho de Taco Pozo le hace
justicia. Es cierto que el hotel no es un cinco estrellas, pero por fin
podremos decir que dormimos en una gasolinera... y ni tan mal. Hasta eso tuvo
su encanto.
Llegamos el miércoles por la noche desde Embarcación algo
cansados del viaje. Fuimos recibidos por tres caballos cruzando al galope por
la carretera. Era un aviso de lo que nos esperaba por ver a la luz del día.
La mañana del jueves llegamos a la escuela de Secundaria
donde Daiana, Claudia y Matilde nos recibieron mejor qué bien, ¡Hasta teníamos
un cartel con nuestros nombres! Fue un momento muy bonito, quizá por el
cansancio, por la prisa de sacar las fotos o por no saber ya en qué día de la
semana estábamos pero fue un regalo ver aquel recibimiento y ese cariño después
de 3 o 4 días sin parar.
A media mañana nos llevaron a conocer a una familia muy implicada en la escuela: la señora Nieves preparó el primer mate cocido de Fe y Alegría en Taco Pozo. Y una de sus hijas cedió su casa para iniciar el Jardín de Infantes. Nos recibieron en su casa haciéndonos sentir como en la nuestra. Corriendo llegamos a la escuela Primaria donde pudimos ver la formación de los niños para despedir el día.
Durante la comida pudimos charlar con Mercedes y desengranar
un poco el funcionamiento de la escuela. Es impresionante el seguimiento que
hacen de los alumnos, la responsabilidad voluntaria de los profesores por
conseguir que sus chicos salgan adelante, los ánimos, la paciencia y el
interés.
Por la tarde Beatriz nos llevó a la finca donde pasamos una
tarde deliciosa y no sólo por la miel. La experiencia de ponerse el traje de
apicultor y estar rodeados por miles de abejas es algo impresionante. Además
los jóvenes que estaban haciendo sus prácticas fueron muy cuidadosos con
nosotros.
Sacamos unos minutos para ir a conocer al equipo de fútbol
donde el entrenador nos habló de su preocupación por las niñas que no tienen
cabida en deportes de equipo y la necesidad de buscar una actividad que les
anime y motive. Desde aquí le mandamos todo nuestro apoyo en su proyecto, es
fantástico ver a personas tan implicadas en la comunidad.
Terminamos el día viendo a los alumnos del taller de
albañilería hacer las prácticas en el propio edificio del colegio ¡por eso está
todo tan bien cuidado!
Al día siguiente conocimos a los jóvenes músicos de
Secundaria, fue muy divertido sacarles fotos tan entregados, verdaderas
estrellas de la música.
Fuimos corriendo a primaria para terminar de hacer fotos a
los más pequeños que nos regalaron unos momentos maravillosos. Realmente
terminamos nuestra visita con la certeza de saber que en algún momento
tendremos que volver a ver a estos niños, a este gran, gran equipo docente a
todas y cada una de las personas implicadas en esta pequeña población en mitad
de una interminable carretera con unos corazones tan grandes que nos
acompañaran a España de vuelta.
P.D: Queríamos hacer una mención especial a Paquito, el
coche de Fe y Alegría. En él hemos viajado junto con Sebas desde Salta-Embarcación-Taco
Pozo y vuelta. Ha sido un compañero más en el viaje, una oficina para trabajar,
un asiento donde descansar y hasta restaurante donde comer algo rápido en el
camino. ¡Gracias, Paquito!
Blanca y Poncho: hermosas fotos, que captan momentos inolvidables. Creo que pudieron mirar nuestra realidad, nuestro día a día. Sí. Este es nuestro lugar en el mundo y fue muy lindo compartirlo con ustedes.¡Los esperamos para una cosecha de miel!
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