jueves, 11 de agosto de 2016

Embarcación


El martes llegamos cerca de las 21:00 a Embarcación, es una pena llegar a los sitios de noche, porque te pierdes la vida diaria de la ciudad.

Embarcación amaneció fresca y llegamos a la escuela un poco destemplados. Nos pasa a veces que necesitamos tiempo para calentar el cuerpo y el ojo para hacer fotos. Emanuel hizo de anfitrión y nos fue introduciendo en la realidad del barrio. 
Lo primero que nos llamó la atención fue la cercanía de los niños, enseguida se acercaron a ver (y tocar) las cámaras. Todos querían fotos ¡qué modelos más entregados! Preguntaban y querían saber cuanto más, mejor. Esa curiosidad mágica que tienen los niños...
A lo largo de la mañana nos dimos cuenta de la realidad del barrio en el que nos encontrábamos: un lugar con tantas carencias afectivas que las materiales pasaban casi desapercibidas.
Por suerte la escuela de Fe y Alegría es un oasis para estos niños, un lugar donde tomar mate cocido, jugar con los amigos y recibir parte de ese cariño que tanto necesitan.
Por la tarde fuimos a dar una vuelta por el barrio de la mano de los líderes de las clases de secundaria. Nos cruzamos con muchos niños de la escuela que se asomaban a saludarnos desde sus casas. La vuelta terminó con nosotros muertos de calor, fritos a mosquitos y cruzando el basural ¡toda una experiencia! 

Hay sitios que te tocan de una manera diferente... No tiene porque tener una explicación lógica, ni significar nada. Embarcación es uno de esos sitios que te llevas para casa, le das vueltas e intentas entender...intentas entender y al final no entiendes nada. 

Salimos con Sebas de camino a Taco Pozo, aprovechando el viaje para revisar las fotos del día. Es increíble la paciencia que nos tiene. Ha sido una suerte que tuviera que visitar los centros a la vez que nosotros. Menudo personaje, no hemos parado de reír y pasar buenos ratos con él desde que le conocemos. Todo un regalo tenerlo de remisero durante esta parte del viaje.







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