viernes, 26 de agosto de 2016

Bella Vista


Este día fue un regalo de los últimos del camino.

Llegamos agotados y nos recibió el marido de Marilin y su hijo dormido en el asiento de atrás de la furgoneta. Dimos una breve vuelta por el pueblo y terminamos llegando a ese lugar idílico, llamado escuela: una pradera verde con enormes árboles y lapachos en flor.
Nos recibieron con otro gran cartel… y la televisión local ¡MAMÁ HE SALIDO POR LA TELE! Marilin nos lo había comentado unos días antes y anticipar esas cosas en tu imaginación es especialmente divertido.
Pasamos la mañana en el taller para padres de la escuela donde pudimos compartir un ratito con ellos escuchando sus testimonios e inquietudes.
Los niños esa mañana estaban participando en la jornada deportiva en la que fueron obsequiados con deliciosas galletas de las cuales no dejaron ni una.
Mientras todo esto ocurría Gus, el marido de Marilin estuvo preparando un delicioso asado ¡nuestro primer asado argentino! Pasamos la tarde con los más mayores de la primaria, jugamos al voleybol y tuvimos una agradable charla con Gabriela, una de las profesoras que lleva desde el primer día allí. Junto con la directora nos contaron cómo comenzaron a dar las clases debajo de un árbol,  cómo fueron construyendo poco a poco la escuela y  lo orgullosas que están de poder trabajar en Fe y Alegría.

Una vez más nos fuimos enamorados del proyecto, de la dedicación de los profesores, de las sonrisas de los niños, de la ilusión de los padres.

Terminadas las clases Marilin y Graciela nos acompañaron a dar una vuelta por el pueblo y a seguir contándonos anécdotas tanto de la escuela como de BellaVista… como que en las islas que están enfrente de la costanera viven infinidad de bestias…aunque aún no sé si nos tomaron el pelo...









Pd. En la entrada de Resistencia se nos olvidó mencionar que gracias a Vanesa pudimos probar la miel de Taco Pozo. Sí, sí, después de hacer fotos a miles de abejas enfurecidas nos fuimos de allí sin probar su miel, aturdidos por tanto zumbido de abeja y después de un gran testimonio de Beatriz se nos fue el santo al cielo y la posibilidad de probar la miel con él. Comentando con ella esta gran oportunidad perdida nos trajo dos botes que llevamos con mucho cariño a España para poder compartirla con nuestros amigos y familiares. ¡GRACIAS, VANESA!

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