El sábado nos despertamos temprano para ir a casa de Mimi
que amablemente se ofreció a llevarnos a Cafayate puesto que ella y su familia
iban a San Carlos. Todo lo que hayáis oído de ella es aún más maravilloso
cuando la conoces. Pasamos la mañana en su coche con su hija y su suegra uno de
lo lugares más espectaculares que hemos visto en nuestras vidas. ¡Afortunados
los salteños que puedan verlo a menudo!
Y el domingo tuvimos la suerte de poder regresar con ellos.
En ambos viajes paramos a ver las mejores vistas de la Quebrada de la Concha,
nos contó las anécdotas y leyendas de la zona, el porqué de las telas rojas
atadas a los árboles en honor a Gauchito Gil, la historia del falso Inca o Doña
Basilia contándonos que su hermano fue a buscar uno de los tesoros que, cuenta
la leyenda, enterraron los Jesuitas en el Zorrito y aún son muchos los Salteños
o curiosos los que intentan sin éxito encontrarlo. Cualquier parte de la
Quebrada tiene una historia que Mimi conoce. Además nos dieron todo el tiempo del
mundo para hacer fotos. Es una maravilla poder disfrutar de la magia de la
Madre Naturaleza o mejor, de la Pachamama, como la llaman aquí de la mano de
quienes mejor la conoces. Estamos muy agradecidos.
“Reina en las quebradas ese solemne silencio que constituye
la ambición de los grandes parajes.
Los vientos mecen deslizándose sin ruido
sobre los pliegues de caprichosos de las rocas.”
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